jueves, 10 de septiembre de 2015

Ilustraciones que cuentan en la UFEL

Hace unos meses vino a verme uno de esos soñadores a los que les gusta soñar despiertos. Había adquirido su propio local y lo quería decorar. Conocía algún trabajo mío y sabía exactamente lo que quería: que yo se lo decorase, y me dejó hacer... ¡así da gusto!

Se trataba de decorar las paredes y las ventanas de la Universidad de la Felicidad...
¿que qué es esto?, muy fácil, sólo tenéis que entrar aquí ( http://ufel.es ) y lo veréis.
El tema era apasionante y unas pocas palabras clave fueron suficiente para captar mi interés profesional y también personal: felicidad, 6 sombreros para pensar, coaching, universidad, creatividad, innovación...

Lo primero: tomar medidas sobre el terreno y dibujar el plano a escala.
Veintiún metros lineales de pasillo color blanco, ventanas, despachos, etc.


A partir de ahí, en una mano los Seis sombreros para pensar de Edward de Bono
(recomendable) y en la otra lápiz y papel para ir apuntando las ideas que la lectura
me iba sugiriendo.


Cuando creo que tengo suficiente material para empezar, preparo un papel de 2 metros
para trabajar mi dibujo al 10% del tamaño final, y empiezo a volcar en él todas las ideas
tratando de contar una historia, algo así como un álbum ilustrado pero sin pasar páginas.


Una vez lo acabo a lápiz se lo muestro al cliente y si da su ok es el momento de pasarlo
a tinta con plumilla.




Terminados los dibujos del interior, repito el proceso para el diseño de los cristales
y el panel exterior.







Por último, la pared de su despacho. Dado que mi cliente es un apasionado de los gatos,
viaja a menudo y utiliza el método de los seis sombreros para pensar, traté de conjugar
todos estos datos para cargar de connotaciones este espacio más íntimo.



Tras digitalizar, retocar, etcétera, llega el día en que las ilustraciones toman color y las veo
a su tamaño. Me gusta estar a pie de obra para tener cierto control sobre el montaje,
es un momento emocionante. En un par de días estás rodeado por tus dibujos
y ya no es necesario imaginar cómo quedará.


Una vez acabado, lo que pretendo es que quien lo vea no aprecie solo motivos decorativos,
sino que intuya una historia subyacente y le genere un interés por conocerla o cuando menos
se anime a imaginarla.









Cuando cae la noche, los dibujos cobran vida con la iluminación a sus espaldas,
creando un atractivo reclamo visual para los peatones.


Por mi parte, solo me queda decir que en la UFEL ya me siento como en casa,
y no porque conozca cada detalle de sus dibujos, que también, sino por el carácter
del equipo humano que allí trabaja.